Christopher Nolan se ha venido haciendo un hueco especial entre lo más destacado del cine contemporáneo, y es que no es para menos. En su filmografía escueta, pero llena de calidad, se puede observar una evolución destacable en su manera de hacer cine y contar historias, un estilo que empezó a vislumbrarse en “El Caballero Oscuro”, que se desarrolló y afianzó en “Origen”, y que se aprecia en su máxima expresión en la última entrega de Batman: “El Caballero Oscuro: La leyenda renace” (The Dark Knight Rises).
Y es que el estilo que marca Nolan en esta última entrega recuerda a “Origen“, pero aún incluso en su máxima expresión: Un ritmo frenético, imparable e intenso, lleno de detalles y matices importantes en su historia, un ritmo que apenas te da un respiro y que consigue que no puedas apartar la atención ni un momento. Todo ocurre con gran intensidad y los hechos y escenas relevantes ocurren sin descanso, combinadas con unas escenas de acción perfectamente ejecutadas.
Uno de los puntos fuertes de esta última entrega es la cantidad de mensajes que oculta la misma, la cantidad de momentos que se suceden, las escenas que se muestran… desde sus más aparentemente simples conversaciones a los propios detalles alrededor de los cuáles gira la trama, que incluyen dilemas morales y, cómo no, el propio desarrollo del protagonista Bruce Wayne y su otra cara como Batman, algo que tendrá gran protagonismo en esta película. Los dilemas morales ya se vieron desde la primera entrega, destaca por ejemplo el dilema del prisionero en la segunda parte, o el claro mensaje de la primera “nos caemos para aprender a levantarnos”, al que Batman, por supuesto, recurre en las posteriores entregas. Esta vez, no es exagerado decir que nos encontramos ante tal cantidad de escenas, situaciones, metáforas y mensajes, que su cuidadoso y detallado análisis podría llenar varias páginas.
Las escenas de acción encajan a la perfección durante toda la película, no sobran, no son una simple y prostituida exhibición de la ingente cantidad de presupuesto y medios, están enlazadas correctamente con la trama, adecuadas a ella, son espectaculares cuando deben serlo y más escuetas cuando así lo exige el guión. Cabe destacar una excepcional secuencia de apertura de la película, que mostrando una destacable originalidad y un despliegue de medios impresionante, nos atrapa en la historia y nos hace adentrarnos en la película desde el primer momento con la máxima intensidad, dejándonos claro que apenas nos va a dejar espacio para relajarnos ya desde el primer minuto. Y es que a pesar de sus considerables 164 minutos de metraje, ocurren tantas cosas que puedes llegar incluso a tener la sensación de que todo está comprimido.
¿Es mejor El caballero Oscuro: La leyenda renace que la anterior entrega El Caballero Oscuro?
La respuesta es sencilla: Son películas diferentes y será cuestión de gustos. Basar el argumento sobre la calidad de la película en si es mejor o no que su predecesora puede ser un grave error. Pero teniendo en cuenta esto, y según este humilde autor, la última entrega es un perfecto broche final para una saga que es ya una obra maestra en sí misma.
En definitiva, la película en sí es una orquesta conformada por un gran número de instrumentos que encajan a la perfección y nos deleitan con una frenética sinfonía redonda y llena de armonía. Esta última entrega es un clímax en su totalidad, que cierra una de las mejores sagas sobre superhéroes que jamás se haya hecho ni se hará, superando, incluso, a la excepcional y alabada segunda entrega, siempre y cuando eso sí, las altas expectativas no carcoman nuestro sentido crítico durante el visionado.
No soy fan de las películas de Batman. No sé por qué las adaptaciones de este justiciero siempre me han parecido muy de opereta, poco creíbles, y con las adaptaciones de Nolan me ha pasado lo mismo.
Lejos estoy de considerarlas obras maestras imperecederas por lo anterior expuesto, pero respecto a esta última puedo decir que me ha gustado más que las dos anteriores. El tiempo de metraje se pasa sin notar y sin que en ningún momento te aburras, cosa muy de alabar hoy día con el cine mass media. La historia es envolvente y aunque me creo más a Bane que a Batman (no puedo con la voz que pone cuando está bajo la máscara), el film deja un buen sabor de boca.
Otra cosa a destacar es el trabajo de los secundarios, muy bueno y que en ocasiones te importa más que la trama principal. Les han dotado de profundidad y hace que te intereses por ellos.
Añado a lo anterior la capacidad para enlazar con cosas ocurridas en las otras dos películas tanto en diálogos como en personajes. Esos detalles la mejoran sustancialmente.
Para mí es una digna película entretenida y que volvería a ver. Eso sí, teniendo en mente lo que es: una película de superhéroes con sus licencias de imposibles.
Un saludo!
Excelente pelicula llena de la acción que exige el genero, como muy pocas es una saga que lo mantiene a uno atento como la primera, con una buan actuacion, ademas que es un buen cierre con broche de oro, para que no convertirse como otras sagas en “series” ya que el cine es cine y la televisión es la televisión