¡Hoy es San Valentín! Bienvenidos, una vez más, al maravilloso mundo del consumismo. Tenemos la Navidad, los cumpleaños, el día de la madre, el día del padre, San Valentín… Y seguro que me dejo alguno.
Otra muy presente en estos días son los Carnavales, pero por lo menos no se trata sólo de gastar dinero, pues es divertido. Personalmente estoy en contra de lo que se ha creado de todas estas fiestas. La obligación de comprar regalos. ¿Por qué? ¿Dónde está la sorpresa? Si todos los medios lo vienen anunciando con publicidad de grandes comercios dos semanas antes…
El caso es que está bien tener un detalle, pero no hay por qué gastarse dinero en él, ¿no? Y no pretendo ser un rácano, simplemente prefiero reservar la compra de regalitos especiales para cualquier momento, sin necesidad de que tenga que ser un día determinado en el que se supone que hay que comprarlos. No me gusta tener que sentirme obligado por una fiesta a comprar algo a mi pareja, familia, o quien sea. Prefiero tener detalles en el día a día. Ir paseando un día cualquiera, y ver algo que te gustaría comprarle a esa persona. Entonces entras en la tienda, lo compras, y al día siguiente le das esa sorpresa, que para mí tiene mucho más valor, pues le has comprado algo que al verlo, te acordaste de esa persona, sin necesidad de que el Corte Inglés te “oblige” a hacerlo.
Pero bueno, sed originales, en un día como este puede ser mucho más especial una bonita noche en casa, con velas, aromas, un ambiente romántico y sensual… que un simple regalo material, sin ningún valor real en el corazón de esa persona.
Añadido: ¡No soy el único que opina así! (faltaría más). La misma idea con otras palabras. Me ha gustado.
¡Que divertido!… en el fondo hemos opinado lo mismo, cada uno lo ha epresado a su manera, pero la esencia es igual. Y es que en el fondo son muchas las personas que conozco que tienen el sentimiento de que para cualquier tipo de sentiemiento (amor, muerte, celebraciones, aniversarios, paternidad y maternidad, etc.) siempre habrá una determinada empresa que encuentre una oportunidad de negocio. El problema es convertir esos días especiales (como el del padre, de la madre, navidades, etc.) en una especie de “entre la espada y la pared” a las personas porque si no regalas parece como que no cumples… ante todo libertad, espontaneidad e imaginación, que con tanto consumismo y globalización parece que ya no va a quedar nada de eso.
Gracias, Ronin por tu comentario en mi blog.
Saludos!!!!
¡Gracias a ti por el tuyo! Yo lo que odio es que luego te culpen porque no regalaste nada o cosas así… Yo en mi cumpleaños me basta con que se acuerden, pero nunca exijo un regalo por dios :S Como mucho un detallito de la gente que te importa, no viene mal, un detallito de esos para los que no hace falta ir al centro comercial a comprarlo 🙂